poesía y algo más

Décimas

  Inicio esta sección prácticamente “interminable”, con una carta mediante la cual, Alfonso me remitió una serie abundante y variada de décimas, seguida de una selección de las mismas. La razón es muy sencilla: me exime de cualquier explicación sobre el espíritu y propósito de su escritura y la de buena parte de su poesía, dándole prelación a la propia voz del hermano poeta. Los textos serán editados progresivamente, como supongo que corresponde a este tipo de moderna tecnología de publicación. ¡Atención! Sepan que soy “primíparo en el mundo cibernético. Sé pintar miniaturas y cuadros de mediano formato con algún nivel estético, pero ignoro todo acerca de “montar” (?) una página WEB. La presente me la diseñó un entrañable amigo y en su ejecución me colabora generosamente, la también entrañable Carmen H., mi esposa. Si yo lo hubiera intentado, seguramente habría resultado una página Webona, como diría el mismo amigo diseñador, con su amable buen humor. No se asusten con la falta de orden (también el caos puede ser poético) y cúbranse ante el vagaroso aire de anacronismos, asincronías y “despistes” (de los  cuales  soy  absoluto  responsable), que inevitablemente soplará sobre esta página, como un Viento Sur de cariñosa nostalgia. Salud y suerte. Bernardo
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Dilecto hermano:
Ya en la edad de la poda de los sueños, cuando hasta los marfiles del entusiasmo empiezan a oxidarse y la espada de la alegría desaparece en su vaina (¡qué vaina!), para qué y con qué ganas, he de ponerme a “cometer” poemas de altos empinamientos líricos y vernales y locas alegrías. Ha pasado la hora de la espina y la rosa y el lucero. Tal vez sólo me quede, no ya la dulce espina de aquel fértil dolor de los veinte años, sino la acérrima y horadante de saber…y ya se sabe que….
Escéptico y apático, cínico y paranoico (paranoia: la palanca del mundo), sólo aspiro a una dulce ataraxia, que me permita sin embargo conservar el sentido crítico y la capacidad de sonreír volterianamente, quizás erásmicamente sin odios y grotescas convulsiones, de las ridiculeces y “metepatismos” del pobre “homo sapiens”.
Porque no dejo copia de mis “inverecundias versiadas” o mis “tomapelismos inverecundos”, perdí una noche, más de un centenar de estos avenamientos
de “tedium vitae, esplín y paranoia”. No porque les conceda un especial valor (ni siquiera literario), he decidido escribir estas analectas de décimas o decimones (cuchufletas, zumbas, chirigotas, bromas, chistes, burlas, mojigangas, vayas y camelos en verso), para regalártelas, esperando que las conserves, ojalá en alcohol, impotable, para que no infecten tus bellas poesías, si llegan éstas a estar cerca o en compañía de estos infolios, saturados de eso que usó Lucrecia Borgia, para envenenar sonriendo. Tus versos tienen antídoto. No hay peligro.
Te estoy dando demasiadas explicaciones, que sobran a tu buída inteligencia.
Solamente agregaré, que no escribo, mejor dicho no trato de escribir poesía trascendental, porque tu sabes, soy intrascendental; y además, yo de dónde…. En fín, porque en la hora actual, ya ni siquiera a las colegialas y mujeres enamoradas les interesan los bellos sonetos, los madrigales amorosos, los líricos arróndilos de las febricitantes noches de amor, de beso y de caricia, de languidez y hastío, enderecé mi brújula hacia el país de la ironía y el sarcasmo, la sátira y el epigrama. Lo propio para un mundo de almas bursátiles y pragmatismos al 10%. Ni a una dulce mujer nacida entre arpas y violines, en mullido lecho de plumas y arrullada con versos de Petrarca, se le puede pedir en pleno siglo XX que ame la poesía, la verdad, la bondad y la belleza. Así como, decorosamente no se le podría pedir que caminara en sus dos manos. A menos que fuese una doncella saltimbanqui, o una madona equilibrista. No más fiemo. Stop. Pasemos a la anti-poesía. Gusto y herida del pantagruélico mundo sanchopanza de hoy.
¡Carajo! Siempre queda algo por decir y explicar. No pretendo hacer profesión de ingenio. Ya lo dije antes, todo esto, es avenamiento de negros humores y risas contenidas ante tanto metepatismo de tanto “peón endomingado”, tanto dómine sin título de bachiller, tanto “dotor” graduado “ad honores” en Harvard de Sopó. De las numerosas décimas que escribí sobre una y otra mesa, en una y otra noche de bohemia, en el amable “Fondín de Pedro Mendoza”, en la acogedora taberna del resucitado Lázaro Gaviria, donde “dí en la flor” de escribir mis “versi-guasonadas- , copiaré algunas, especialmente aquellas cuyos temas me fueron dados por uno y otro de los buenos parroquianos del “rumoroso fondín”, donde me arrincono a beber y dejar de soñar y que escribí al dorso del “papelito de la dolorosa”, (la factura de cobro. N.del.ed.) sobre las pobres mesas claudicantes, tan ebrias como el versificador, con turbia letra de borracho en borrosos renglones por el licor volcado sobre el “papelito”, que tantas veces hizo ilegible el rastro del ebrio jeroglífico. Unas son pésimas, y otras son décimas. Otras son peores y otras definitivamente ni pésimas ni décimas. Tengo conciencia de que uso muchos barbarismos, regionalismos y otros “ismos” . Distorsiono a propósito las palabras y, desde luego, la sintaxis, en busca de “chuscos efectos”. Me importa que estos “versi-abalorios” expresen algo jocoso, punzante, sápido, urticante y, si es posible, ingenioso. El castellano almidonado, el de frac y el cuello de pajarita, no se puede usar en esta clase de pasatiempo versil u “ocio versiao”. Que todo quede “ explicao”. Alfonso.

 

Siempre anhelé un largo viaje
jinete sobre Pegaso,
y siempre encontré “pelmazo”
esperando mi equipaje.
Cuando mostré mi bagaje:
versos, teoría sutil,
siempre me topé un “edil”
un “médico”. Así, Señor,
cómo querer ser mejor,
tratando a “bobo” y “mandril”.

¿Triunfos?. Pocos. “Calabazas”…
las peores, para mi mal,
las de la novia ideal,
de esas criaturas escasas,
flor extraña de cien razas
que en el corazón están
un instante, y si se van
y nos dejan, no hay consuelo
ni en la tierra ni en el cielo,
en Sirio ni Aldebarán.

Oscar -el inglés genial-
el “mamagallista inmenso”
llenó la hoja del censo
con ingenio sin igual
y gracia “piramidal” :
Como edad tan sólo cuento
diez y nueve años, de ciento;
como profesión: “soy genio”;
y agregó un dato de ingenio:
como enfermedad: “talento”.

Un viejo cara de chivo
un decrépito egipán ,
caricatura de Pan,
polilla de viejo archivo,
un “rolo” superlativo”
y citadino mohán,
con su parla de tan-tan
me privó de hablar con Lida
quien parecía venida
de Sirio o Aldebarán.

Amo esta miope taberna,
su tenue hollín de penumbra,
su tísica luz que alumbra
como oxidada linterna;
taberna o nueva “caverna”,
donde dandy o troglodita
goza de “la dolce vita”
y mata su esplín sombrío
con algún licor bravío
o el placer de “una afrodita”.

Cuando una mujer te ama,
pero a la vez, no se atreve,
es igual que cuando llueve
sin mojar, o como llama
que abundante luz derrama
y al frío deja triunfante;
es como tener un guante
“nón”; y al final -suerte vana-
es tenerla “equicercana”
y a la vez “equidistante”.

¿Me dijo usted, “general”.
por decirme inteligente?
Lo cierto es que “generalmente”
es un absurdo total
que, así sea un “mariscal”
tenga algo de inteligencia;
talvez dos gramos de ciencia,
polainas y charreteras,
gusto por las “balaceras”
y por una “Presidencia”.

Yo, el rey de la creación,
Yo, que amo, pienso y río,
y que hasta versos , Dios mío,
hago llenos de emoción,
de cinismo y de ilusión;
yo…,Señor, -qué triste brete-
lector de Keats y de Goethe
fanático de Chopin,
qué vergüenzas que me dan,
cuando visito el retrete.

Reí tanto, reí tanto,
que fue risa “a voz en cuello”,
hasta el punto de que al llanto
llegó la risa….y, Dios santo,
lo que empezó con sonrisa,
con inusitada prisa
risa fue, y aún desconsuelo,
pues no encontré mi pañuelo
para “secarme la risa”.

Nuestras tertulia, señores,
ha llegado a tal pobreza
de ingenio, que uno bosteza
cual “dandy entre labradores”
o “campesino entre lores”;
a través de muchos meses
no hablamos más que sandeces
lo que prueba de mil modos,
que sumamos entre todos
unas diez estupideces.

¿Cómo lograste Leonardo
en labios de MONNA LISA
la enigmática sonrisa
que nos hiere como un dardo
hecho de miel y de nardo?
No lo supo ni MIGUEL,
ni ANDREA, ni RAFAEL,
a pesar de mil hablillas,
dónde le hiciste “cosquillas”
a MONNA con tu pincel.

¡ Cómo han cambiado las cosas,
las modas y las maneras!
Las “muchachas casaderas”
siguen siendo tan hermosas
como las antiguas mozas;
pero…en cuanto a su “descrédito”,
perdón …en lo que hace al crédito
para la noche nupcial,
ya nadie es “tan animal”
que quiera hallar “algo inédito”.

Después de análisis fríos
y honestas meditaciones,
he llegado a conclusiones
certeras sobre “esos tíos”,
“ases en pleitos y líos”
desde Egipto, Grecia y Roma;
y el hallazgo es este axioma:
“El de Código y bufete”
roba más que un “matasiete”
cien “gangsters con diploma”.

Me pide Ud. que defina
con precisión y finura,
y con versil donosura,
es decir, con gracia fina
y “ática sal alfonsina”
lo que son EJECUTIVOS.
Defino con adjetivos,
sin gracia y “de los cabellos”:
la mayor parte de ellos
son unos “hijueputivos”.

¡Bellas noches de licor
de amistad y de bohemia!
La Muerte a la Vida apremia,
y es efímero el amor
cual la mujer y la flor
que duran lo que una fiesta.
La vida es sólo “una siesta”
entre infancia y senectud:
soñemos la juventud
porque lo demás….”APESTA”.

Entre lágrimas y sonrisas,
entre amor y desamor ,
de una copa de licor
a un beso y una sonrisa,
la vida transcurre aprisa
con dolor, con alegría,
tan veloz, que al mediodía
la copa que estaba plena,
rota, volcada o ajena
la hallarás , si no vacía.

Algo que me causa risa,
una risa incontenible,
es la mirada irascible
de algún “doctor longaniza”
que siempre se encoleriza
si alguien por hacerme honor
“me doctora” con candor,
sin saber….oh Momo, pausa,
que “un doctor honoris causa”
es más que “un simple doctor”.


Aunque me atraiga la ira
de historiadores geniales,
sostengo que en los anales
del mundo es “una mentira”,
que en Asia -misterio y pira-
en Grecia -tierra del mito-,
en Egipto -la del rito-,
en los Alpes o en el Ande,
naciera algún “hombre grande”
si el hombre nace “ chiquito “.

Algunos hombres muy serios
y unas mujeres muy serias,
se quejan en sus histerias,
de tan extraños misterios,
y se llenan de improperios
al mirarse envejecidos,
de mil arrugas cundidos
de la frente a las orejas,
sin saber -gentes pendejas-
que viven riendo dormidos.

Otra chusca teoría
de mi caletre guasón
sobre la oscura razón
de rabia y melancolía
de quienes día tras día
se sienten envejecidas,
ajadas y desteñidas
y no duran cual tortugas
es…que les salen arrugas
porque se acuestan “vestidas”.

Por la palidez cetrina,
la crencha, el gesto sombrío,
cierto afán entre el gentío,
aire de ausencia y neblina
en el mirar que ilumina
una galaxia inconcreta
y por la pasión secreta
que aunque, oculta, me delata
la gente por “darme lata”
dice que soy “un poeta”.
 

 

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